jueves, 6 de diciembre de 2012

6 de Diciembre, la Inmaculada Constitución


 
Hoy, 6 de Diciembre, se conmemora el XXXIV aniversario de la constitución de 1978. Como en los 33 aniversarios anteriores, habrá un acto para celebrarlo, este año en el Senado, pues el Congreso está en obras. Como imagino que cualquiera que lea el post no estará invitado al evento, le tranquilizará saber que sólo se pierde varios discursos de políticos y alguna que otra vieja gloria y que, sí aún así está interesado en verlo, será emitido en directo por la web del senado. No es casual que los ciudadanos de a pie no estemos invitados, pues al fin y al cabo, se trata de una fecha hecha por y para políticos. A los ciudadanos les importa muy poco celebrar la constitución. Incluso nos cuesta recordar si es el día 6 o el 8, ya que la fiesta de la Inmaculada nos importa más o menos lo mismo. Ahora ya en 2012, ¿Qué motivos tenemos para celebrar la constitución? De entre todas las razones que escucharemos los valientes que veamos los discursos, me quedo con tres que seguro se mencionan:

1-      Es la Carta Magna, la que votamos todos los españoles de mutuo acuerdo

2-      Ha sido la solución al histórico enfrentamiento entre hermanos españoles

3-      Lleva ya 34 años, todo un logro en la historia constitucional de España

Es muy fácil rebatirlos. Por ejemplo, para echar por tierra el motivo 1, basta con recordar que se votó hace 34 años por los mayores de 18, por lo que todos los menores de 52 años no lo hemos hecho. Si las generaciones se miden en 25 años más o menos, ya hay una generación que no la hemos votado y otra que está a punto de hacer la Primera Comunión que tampoco.

Para el motivo 2, será difícil que no se nos escape la risa cuando la oigamos, pues  cada día se plantea un nuevo motivo de enfrentamiento entre españoles. No hay más que darse un paseo por los periódicos digitales para ver si existen aún o no las dos Españas.

El motivo 3 es curioso, porque lo he escuchado varias veces y además, a gente culta y/o poderosa. La constitución de 1978 es aún la segunda más larga de la historia de España, pues la de 1876 duró hasta 1930. Por ponernos más puntillosos, a la actual constitución todavía le faltan dos años para igualar en duración al franquismo. Además, muchos de los que celebran su longevidad defienden que es buena la alternancia y la diversidad política cuando hablan del largo mandato de Hugo Chávez. Y tampoco los veo celebrar los más de 50 años de gobierno de Fidel Castro.

            Los periodistas más veteranos reciben todos los años, como el señor Scrooge, la visita del “Fantasma de la transición”, y nos venden aquellos años como un ejemplo modélico de superación de todos los traumas heredados del franquismo. Y lo peor de todo, es que es cierto. Aquellos años prometían ser muy convulsos y gracias a los “Ahora cedo yo y luego cedes tú”, se evitó la temida nueva Guerra Civil. Bien por ellos porque era lo que tocaba en aquellos años. Hoy, con perspectiva histórica, podemos cambiar la frase por un “Yo que estaba en el poder, te dejo existir a ti a cambio de que tú no me metas en la cárcel por haber liquidado a los tuyos”. Y así nos va.

            Dejemos pues por bueno entonces que hoy se celebra el aniversario del entendimiento pacífico de los españoles, que se reunieron y partiendo de cero consiguieron todo lo que hoy disfrutamos (unos más que otros). Pero, ¿Partieron de cero?

            En un ejercicio de masoquismo, hemos consultado un manual de Derecho Constitucional. Tras el análisis formal y una extensa introducción histórica al constitucionalismo español, hay un apartado donde se menciona en qué otras constituciones se inspira la actual. Hace referencia a las de Italia, Suiza y Estados Unidos, sobre todo por las cuestiones territoriales y lingüisticas. También a la de Suecia, realizada sólo 2 años antes (aunque allí sí se tomaron en serio lo de la educación y la vivienda digna) y mencionan también la Declaración de los Derechos Humanos como clara influencia. Lo que llama la atención es que, la actual Constitución, está muy inspirada en la anterior Constitución Española, la de 1931, derogada de manera ilegal por el ejército durante la Guerra Civil.  Es lógico que, para redactar un nuevo texto, se tenga en cuenta el anterior. En cambio, sí llama la atención que no se le mencione en ninguna parte en la nueva, al igual que tampoco se condena el hecho irregular de haber sido derogada sin la voluntad del pueblo.

            La historia nos enseña a ser mal pensados y si algo es borrado de la memoria colectiva, es porque probablemente sea bueno para todos y malo para algunos. Así que es obligado conocer la constitución de 1931


            Echándole un vistazo rápido, la primera impresión que nos llevamos es que utiliza un lenguaje antiguo y señala problemáticas muy desfasadas. Pero luego nos encontramos que plantea soluciones que aún a día de hoy nos parecen revolucionarias, y lo que es aún más llamativo, efectivas. Por señalar sólo las más destacadas nos encontramos con:

- Todos los españoles son iguales ante la ley. Pero de verdad. De hecho, tod@s los Españoles mayores de 40 años pueden acceder a la jefatura de estado. Hoy en día sólo los Borbones macho (o hembra si no hay un hermano macho) pueden. En el artículo 25 señala además que el estado no reconoce los títulos nobiliarios

- El estado español no tiene religión oficial y la religión Católica es una más, que deberá financiarse por sí misma, puesto que hay libertad religiosa y de culto

- En cuanto a la cuestión territorial, ya se plantea la posibilidad de constituirse en autonomías y delimita sus competencias. Algunas lo intentarán, pero la derecha hará todo lo posible por evitarlo. En este caso, nada ha cambiado

- En cuanto a los derechos individuales y colectivos, se establece la no discriminación por cuestiones de sexo,  de religión, económicas y sociales. También la libertad de prensa, de opinión y de reunión. Por supuesto, libertad ideológica, de creación de partidos y sindicatos y por primera vez, derecho al voto de la mujer. Muchos de los defensores de la actual constitución intentan hacernos creer que esos derechos no estaban en España hasta hoy en día.

- Se incluye un apartado de protección del individuo (haciendo hincapié en la igualdad entre el hombre y la mujer) por lo que el estado garantiza la educación, la sanidad o las jubilaciones. En el artículo 48 se señala que la enseñanza será laica e inspirada en valores de solidaridad humana

- Se habla de la posibilidad de socializar la propiedad por el bien común. En aquella época, la iglesia y los grandes terratenientes poseían casi la totalidad de la tierra y eso generaba hambre y desigualdad. Hoy en día esto nos resulta impensable a no ser que se trate de socializar bancos para beneficio de los propios bancos.

            Si nos ponemos a analizar las diferencias entre aquella constitución y la actual, podemos llegar a la conclusión de que el texto de 1978 es una modernización de la de 1931 pero con los derechos individuales y colectivos matizados (a menos), que rescata instituciones anacrónicas como la monarquía, la iglesia y la nobleza y que ha conseguido reproducir situaciones de desigualdad y desamparo como la que se encontraron los políticos en 1930. Llegados a este punto, la cuestión es ver si la Constitución de 1978 fue un consenso o una imposición de las clases dominantes para mantener su estatus

            Por último y como dato revelador, aquí tenemos la opinión de la fundación ultraconservadora FAES (liderada por el recientemente autoproclamado mesías de nuestro tiempo, J.M.Aznar) sobre la constitución de 1931. Hitler les daría la razón

 
 

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