Ha pasado ya el suficiente tiempo
desde las elecciones catalanas para, ya en frío, hacer un análisis de los resultados. Han sido
un par de días de leer las interpretaciones de los medios de comunicación, de
los propios partidos y de los grandes analistas políticos. Todos ellos son, de
un modo u otro, profesionales de esto y por lo tanto, son los más autorizados
para interpretar algo tan objetivo como son unas cifras electorales. ¿O no?
Sin
duda, lo más comentado ha sido el fracaso de CIU. Lanzaron un órdago amenazando
con plantear un referéndum (que no la independencia como muchos han estado
diciendo durante toda la campaña) si conseguían mayoría absoluta. Mucho se
habló estas semanas sobre las verdaderas intenciones de Artur Mas y los suyos,
y casi todos estaban (estábamos) de acuerdo en que no era más que una cortina
de humo para tapar su pésima gestión al frente de la Generalitat. Mas sabía que
no aguantaría la legislatura y se arriesgó con esta estrategia para intentar
conseguir una nueva y más amplia mayoría para prolongar su mandato. Los
resultados de su ofensiva ya la conocemos: pasó de 62 escaños a 50. ¿Cómo
interpretan los analistas antes mencionados estos resultados? Pues
evidentemente, como un rechazo a los planes de CIU. Hasta ahí creo que todos
estamos de acuerdo. La siguiente cuestión que se plantean los mismos analistas es
a dónde han ido a parar esos votos perdidos por CIU. En un ejercicio de agudeza
mental sin precedentes y gracias a la simpleza de la aritmética, estos linces
se han dado cuenta que ERC ha sumado 11 escaños, casi los mismos que CIU ha
perdido. Para qué entonces plantearse nada más si es todo tan obvio.
Nosotros
vamos a rascar un poco más, o mejor dicho, vamos a pensar un poquito más que
estos analistas. Pensar que un votante de CIU vaya a votar a ERC porque CIU
plantea la independencia es de lo más absurdo. Si analizamos el prototipo de
votante histórico de CIU, nos encontramos sobre todo con 2 tipos:
a)
Nacionalistas moderados, de clase media alta y a los
que viene bien las políticas económicas proteccionistas de CIU
b)
Gente de derechas y no nacionalista, pero que le viene
bien la políticas conservadoras de CIU
Siguiendo otra vez la lógica, el
votante a) seguiría votando a CIU, porque su intención de profundizar en el
camino de la independencia va acorde con sus ideales. En cambio, al votante b)
ya no le conviene seguir votando a CIU. ¿De verdad alguien piensa que esas
personas votarían a los partidos de políticas progresistas como ERC? ¿O a la
CUP? ¿Al PSOE quizá? Seamos realistas: ese voto se ha mantenido en la derecha
Y
es aquí donde entraría la parte del análisis que afecta al resto de territorios
del estado. El otro punto en el que se detienen los analistas es que el PP se
mantiene en sus cifras, incluso suma un escaño más (pasa de 18 a 19) . Por
supuesto, no han tardado los dirigentes del PP de todo el estado para
interpretarlo como un apoyo explícito a sus políticas: sus votantes se
mantienen, por lo que aprueban sus medidas de austeridad de las clases bajas y
opulencia de sus amigos oligarcas. ¡Qué bien ha salido todo para la derecha
española! Pues el nacionalismo se pega un batacazo y el PP recibe otro
refrendo.
Pero
planteando la cuestión con lógica, no es descabellado pensar que muchos de los
votantes de CIU, asustados por la “radicalidad” de Mas, apostaran por votar a
Ciutadans, partido en teoría de centro izquierda pero que en la práctica no
pasa de partido de “progres” sin ningún programa electoral más que evitar la
desintegración de España. Ciutadans ha ganado 6 escaños, probablemente a costa
de CIU pero aún faltan 6 de esos votos
perdidos de Mas y los suyos. Siguiendo la lógica de antes, y descartando pues
que el trasvase de votos haya ido a parar a la izquierda llamada “radical”, sólo
nos queda pensar que esos 6 escaños han ido a parar al otro partido de
derechas, al partido que históricamente ha representado a los caciques de toda
la geografía española: el PP. Si así fuera, el análisis cambia mucho, pues el
PP habría perdido muchos de los votantes que habían apostado por ellos en las
anteriores elecciones y en su lugar habría recibido a otros muchos “de
prestado” de CIU ante la recién estrenada política independentista de Mas.
Según este
análisis, se podrían obtener las siguientes conclusiones:
-
La izquierda, sumando votos de PSC, Iniciativa, ERC y
CUP, iguala a votos (1.600.000) a la derecha (CIU y PP)
-
Las opciones nacionalistas (CIU,ERC,CUP), superan por
amplio margen (74 escaños a 61) a los no nacionalistas, y eso que contamos
entre los últimos algunos que se consideran abiertamente federalistas y
republicanos (Iniciativa, por ejemplo)
-
El PP pierde apoyo entre las clases populares, en un
claro rechazo a su política estatal. El PSOE se hunde “por la herencia dejada
al pobre gobierno”
-
UPyD sigue invirtiendo dinerales en campañas y no tiene
respaldo ninguno en Cataluña. Que alguien me explique cómo se financia este
partido que apenas tiene afiliados ni apoyo electoral (ha sido superado en
votos por el PACMA o Escons en Blanc)
-
Ojo a la CUP. Eran de los pocos que además de la
cuestión nacionalismo sí-nacionalismo no, llevaba un programa de medidas
sociales definido.
-
El sistema electoral injusto que hace que a los
partidos minoritarios le salga más caro el escaño: A la CUP le sale cada uno
por 42.000 votos y a Ciutadans por 30.000. En cambio a CIU por 22.000 y al PP
por 24.000